viernes, 2 de marzo de 2012

Disparando desde el cielo

En la cultura popular suele darse el caso de que solo hay una cosa por encima de una estrella. Y es una estrella estrellada. Cuando ha sido esta la que propulsó su caída al mismo ritmo que su despegue, el espectador (si es que nos podemos llamar así) suele atravesar distintas fases más o menos comunes: negación, ira, resignación y aceptación. 

Como muestra uno encuentra a Maradona, Pantani o Jake LaMotta (como bien cuenta Scorsese en Raging Bull) en el deporte. Pero en otros ámbitos podemos encontrar a Elvis, Camarón, Marilyn Monroe o anteriormente a Nietzche o Van Gogh. Diferentes profesiones, diferentes épocas, grandes trayectorias y similares y desgraciados finales.

Pero luego tenemos a otras estrellas. Estrellas que más que estrellarse se apagan prematuramente a manos del intenso viento del destino. Ahí está Drazen Petrovic, Juanito, Fernando Martín o Ayrton Senna. Fuera del deporte están Duane Allman, Oscar Wilde o Federico García Lorca.

No obstante hoy me quiero centrar en alguien único. Una estrella rodeada de estrellas y que aun así voló más alto que ninguna. Y aunque un día se apagó no dejo de estar arriba porque se ganó el cielo (o lo que sea eso) del minuto 0 al 40 (y nunca mejor dicho) del partido que fue su vida.

Peter 'Pistol Pete' Maravich: disparando en la tierra y en el cielo.

 


A raíz de un reportaje de altos vuelos en Jot Down (http://www.jotdown.es/2012/01/pistol-pete-maravich-el-idolo-con-el-corazon-roto-i/ http://www.jotdown.es/2012/02/pistol-pete-maravich-el-idolo-con-el-corazon-roto-y-ii/) descubrí la historia (brillante y desgraciada) de esta leyenda del baloncesto norteamericano.

Pete empezó en 1966 su andadura baloncestística jugando con el equipo universitario de Lousiana, a pesar de ser oriundo de Pennsylvannia. Allí estuvo jugando 4 años desde los 19 hasta los 23. Mientras tanto, la NBA pasaba su propio via crucis y veía como las divisiones internas institucionales daban lugar a una competición paralela como la ABA que estuvo vigente desde 1967 hasta 1976 y que aunque jamás pudo competir en presupuesto y repercusión con su rival sí lo hizo a nivel de estrellas con jugadores de la talla de Moses Malone o Julius Erving. En medio de ese panorama llegaba Pete 'Pistol' a la NBA en 1970 en tercera posición de la primera ronda del draft por los Atlanta Hawks.

Sus referencias universitarias eran inmejorables. En 4 años de carrera había conseguido 3.667 puntos promediando 43.6, 43.8, 44.2 y 44.5 puntos por partido en sus 4 temporadas (en un baloncesto en el que aún no existía la línea de triple). Con eso y con la vítola de ser nombrado el mejor universitario del año en el premio Naismith en 1970 un año después de que lo lograra el mítico Abdul-Jabbar, Maravich llegaba imparable a la NBA.

Pete y Press

4 años fueron los que estuvo en los Atlanta Hawks. Años que no fueron lo mejor de su carrera. Promedió unos 24 puntos y 5,6 asistencias por partido pero nunca consiguió el cariño total e incondicional de una franquicia que veía en él un jugador demasiado individualista y que jugaba de cara a la galería más que jugar para que el equipo sacara grandes resultados. Ni los jugadores ni el entrenador mostraron nunca camaradería hacia Pete. Con la afición ya era otra historia. Se ganó al público con sus pases imposibles y sus tiros en suspensión.

El gran problema de la carrera de Pete fue que no pudo encontrar a tiempo un equipo de una calidad acorde a su talento. Los Hawks eran un buen equipo pero no uno que pudiera optar al anillo. Lo más cerca que estuvieron de crecer como equipo fue en el verano de 1972 en el que estuvieron a punto de fichar a una leyenda como Julius ''Dr.T'' Erving que después sería campeón de la NBA con los Philadelphia 76ers. Julius hizo la pretemporada con los Hawks y desde el principio mostró una gran complicidad con Pete. Por primera vez en su etapa en los Hawks Pete había encontrado un compañero que entendía su juego. Pero un comite de  justicia deportiva invalidó legalmente el traspaso de ''Dr.T'' y Pete volvió a quedarse solo en Atlanta.

Pete siguió manteniendo su alto ritmo de anotación y buen número de asistencias pero Atlanta seguía sin crecer y el divorcio entre Pete y la franquicia se hacía mayor. La gota que colmó el vaso (y más en este caso) se produjo en 1974 cuando el técnico de los Hawks pilló a Maravich bebiendo alcohol durante un partido. Se descubrió en el vestuario y en la directiva una adicción que Pete llevaba arrastrando desde sus primeros años de universitario. Fue la excusa perfecta para deshacerse de un jugador que jamás había logrado congeniar con el equipo,a pesar de que se ganó a la afición.


En ese mismo año además su madre se suicidó de un disparo tras caer también en las garras del alcohol y en una crisis depresiva al verse desplazada por su marido y su hijo y ver como ambos se centraban única y exclusivamente en el baloncesto. Pete se derrumbó por completo. Hay que tener en cuenta que era un chico que desde los 7 años soñaba única y exclusivamente con ganar un anillo de la NBA. Si a esta obsesión añadimos el hecho de que que su padre descargó sus frustraciones personales convirtiéndose en el preparador y asesor de su hijo para convertirle en una estrella a cualquier precio tenemos como resultado a una persona que llevaba viviendo prácticamente toda  la vida con un nivel de autoestima extremadamente bajo.

Un episodio de la vida de Pete lo refleja fielmente. En su etapa universitaria recibió una severa paliza a mano de una pandilla de estudiantes tras intentar ligar con la novia de uno de ellos sin saber la que le esperaba. Le aporrearon con palos en un parking y mientras estaba tendido en el suelo en su propio charco de sangre una chica le puso una pistola en la boca y apretó el gatillo. La pistola se había encasquillado pero lo más sorprendente no fue esto sino que Maravich no tenía miedo sino más bien deseo de que esta disparara, como él mismo confesó. No es raro en una persona que acabó alcoholizada y que tuvo múltiples tentativas de suicidio incluso en sus años gloriosos.

maravich

Pero volvamos a 1974. Maravich era un jugador cotizado en el mercado (durante unos meses en 1970 fue el deportista mundial con el contrato más suculento, de 1 millón de $). En la NBA se creó una nueva franquicia, los New Orleans Jazz. Pete pensó que sería buena idea volver a la ciudad que le vio dar sus grandes noches universitarias. No se equivocó y desde el primer momento tenía a la afición en el bolsillo. El espíritu jazz de Nueva Orleans y de sus jam sessions musicales congeniaba a las mil maravillas con el juego de Pete. En este sentido la situación era igual que en Atlanta. La diferencia está en que en este caso sí que tenía a la franquicia de su lado. La directiva decidió confeccionar un equipo que se adaptara a las necesidades de Pete y no al revés. Allí paso 6 años de carrera. Los mejores de su carrera. Su rendimiento desde 1974 hasta 1978 fue espectacular. No obstante, la franquicia no estaba hecho para aspirar a ningún tipo de objetivo ambicioso. 

Aun así Pete mejoró su nivel individual y dio un golpe de mesa en la temporada 1976-1977. Los Jazz no consiguieron ni clasificarse a playoffs (jamás lo hicieron a diferencia de los Hawks del propio Maravich). Pero Pete consiguió la impresionante cifra de 31,1 puntos por partido jugando ''solo'' 73 partidos. Quedó segundo en la carrera por el MVP de la temporada regular solo por detrás de una leyenda como Kareem Abdul-Jabbar. Para el recuerdo quedan sus 68 puntos contra los New York Knicks (http://www.youtube.com/watch?v=2UTust5oFW4), uno de los grandes equipos de la década con jugadores como Phil Jackson (posteriormente técnico de los Bulls de Jordan y los Lakers Kobe-O'Neal) Earl Monroe o Walt Frazier, entre otros. Sin duda alguna esa fue la gran temporada de Pete en su carrera profesional...y la última.


En la siguiente campaña sufrió una lesión de rodilla que le hizo perderse 32 partidos y minó su rendimiento para el resto de carrera. Hasta entonces había conseguido una envidiable media de 27 puntos por partido. La temporada siguiente fue la última en los Jazz. Consiguió unos aceptables (para él eran solo eso) 22,6 puntos por partido jugando solo 49 partidos. Los Jazz dejaban la cuna del jazz y trasladaban la franquicia a la ciudad de la sal y los mormones, Salt Lake City en Utah. Allí comenzó Maravich la temporada 1979-1980 con los Jazz pero ya no era el mismo y aunque seguía teniendo el respeto de la afición se encontró de nuevo con los problemas que tuvo en Atlanta. Tras pasar mucho tiempo en el banquillo Pete dejó los Utah Jazz.

Y entonces cuando parecía todo perdido a Pete se le encendió una luz. Le interesaba a los Celtics y estos decidieron ficharle. Allí se encontró con una plantilla comandada por un rookie muy prometedor llamado Larry Bird y por el mítico y diminuto base Nate Archibald. Con ellos llegó por primera vez desde que estuvo en los Hawks a los playoffs pero cayeron en las finales de conferencia ante los Sixers de un viejo compañero suyo, Julius Erving, que a la poste ganarían el campeonato. Como dato curioso cabe decir que jugando con los Celtics Pete estrenó la línea de triple que se había introducido en 1980 en la NBA. Al acabar la temporada promedió un porcentaje de acierto del 67%.


Pero la rodilla de Pete estaba destrozada y solo pudo promediar cerca de 14 puntos por partido jugando 43 partidos con los Celtics. En un acto de honestidad profesional Pete Maravich anunció a sus 32 años que se retiraba del deporte que llevaba practicando desde los 7. Entonces se volvió a derrumbar. Había abandonado lo único que sabía y amaba hacer, jugar al baloncesto. Esta crisis de identidad se agravó cuando al año siguiente, en 1981 los Celtics se hicieron con el anillo. Maravich veía como su vida se había convertido en un cumulo de desgracias y de mala suerte con la agravante de que ya no podía ahogar las penas en su droga, el baloncesto. Fue entonces cuando decidió ahogarlas en lo único que le quedaba, el alcohol.

pistol pete

Maravich estuvo casi 2 años incomunicado con el mundo y resentido con el baloncesto mientras se revolcaba en un pozo de miseria y alcohol. Pero consiguió salir del pozo. O al menos lo intentó. Se casó y tuvo hijos. Se convirtió al cristianismo e hizo las de predicador difundiendo las bienaventuranzas de Jesús, algo muy común en EEUU. Apadrinó campamentos de baloncesto para niños y se dedico a realizar vídeos como este (http://www.youtube.com/watch?v=AuSrUjqzhvw&feature=relatedpara niños también sobre fundamentos técnicos del baloncesto. Parecía que estaba reflotando su vida. En 1987 se convirtió en el jugador más joven de la historia en ser introducido en el Naismith Hall of Fame de la NBA. La NBA sí supo reconocer a tiempo (a diferecia del público que rápidamente se olvidó de él) la enorme influencia de Pete en el estilo baloncestístico que enamoró al mundo en la década de los 80. El showtime de los Lakers de Magic Johnson y los Celtic de Larry Bird, siendo ambos admiradores confesos del juego de Pete.

La mayor liga de baloncesto del mundo honro a un hombre que demostró que había nacido demasiado pronto y que juego no era acorde a su época sino que estaba adelantado. Fue un blanco de origen serbio que se convirtió desde crío en una gran estrella en una liga que ya empezaba a mostrar su clara identidad afroamericana. Era probablemente el primer gran blanco americano de la Liga desde los tiempos de George Mikan en los Lakers de Minneapolis de los 50 y 60. Se convirtiño en un hombre que  dejo en ridiculó las tesis que daban origen a películas como ''Los blancos no la saben meter" en la que Woody Harrelson y Wesley Snipes mostraron una mueca de alegría como vez única en sus carreras cinematográficas.

El día de reyes de 1988 un rey enfundó su pistola para no volverla a sacar jamás. Jugando una pachanga con unos compañeros de su congregación evangélica Maravich se desplomó de un ataque al corazón en medio de la cancha. En el recuerdo popular quedan las palabras que dijo al retirarse: '' No quiero jugar 10 años más y morir a los cuarenta de un infarto". El pobre Pete nunca supo que vivió una vida con un corazón roto en el lado sentimental, pero también en el fisiológico. Nació sin una arteria coronaria, una anomalía por la que una persona no vive más de entre 10 y 20 años, menos aún si se dedica profesionalmente a un deporte. Pero Pete vivió lo suficiente para dejar su legado.

Por algo se dirigió así Shaquille a Ricky Rubio (http://www.youtube.com/watch?v=qiiVCJrW-QA)

Y esta es la historia de un hombre que ganó el premio a mejor universitario del año, que jugó 5 All-Stars, figuró 2 veces en el quinteto ideal de la Liga y fue el más joven en entrar en el Salón de la Fama y al que le le retiraron su número en los New Orleans Hornets y los Utah Jazz, además de ser el trigsimoséptimo jugador con más puntos de la historia jugando solo 10 años y sin línea de triple en equipos de medianías y otros tantos logros que no caben aquí.

Antes de los tiempos de Johnson, Bird, Stockton, Nash o Kidd en los que el pase como parte del espectáculo no existía y el juego era de los que tenían los centímetros hubo un hombre que luchó contra los establecido, contra sí mismo y contra el destino. No pudo ganar a ninguno pero en su empeño forjó una leyenda.
Hace ya 24 años que Pistol Pete Maravich dejó este mundo pero su aura aun recorre cada centímetro de parqué de la liga que hace afición en todo el mundo. Con una escopeta cargada por un alma tan atormentada como brillante.



2 comentarios:

  1. Me encantan este tipo de historias, en serio.

    Si hay algún documental y lo pongo, me suelo enganchar.

    Eres un crack Pablo, da gusto leer lo que escribes.

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  2. Conocia la historia pero de vez en cuando viene bien volver a leerla. Muriò como viviò precipitadamente, por eso es un mito.
    Gran entrada compañero.

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